Las penas del joven Werther", Goethe. 16 de julio
¡Oh, y cómo me corre la sangre por todas mis venas cuando impensadamente rozan mis dedos los suyos o nuestros pies se encuentran por debajo de la mesa! Me aparto como el fuego, y un secreto poder me obliga a acercarme de nuevo. ¡Y qué vértigo el que me marea todos mis sentidos!... ¡Oh..., y su inocencia, su alma despreocupada, no siente cuánto me hacen sufrir sus pequeñas confianzas! Cuando, conversando los dos, pone su mano encima de la mía, y en la animación del diálogo se me acerca más, hasta el punto de sentir yo el divino aliento de su boca en mis labios..., creo rodar por tierra cual herido del rayo. Y, Wilhelm, ¡si yo alguna vez me atreviese a ese cielo, a esa confianza! Ya me entiendes. Pero no; mi corazón no está tan corrompido. Débil, sí. Harto débil. Pero ¿eso no es ya corrupción?
Ella es para mí sagrada. Todo deseo calla en su presencia. No sé jamás lo que me pasa cuando estoy a su lado; es algo así como si el alma me palpitase en todos mis nervios... Tiene una melodía que toca en el clave con todo el poder de un ángel, tan sencilla y tan ideal. Es su canción favorita, y a mí se me quitan toda pena, toda confusión y mal humor en cuanto percibo su primera nota.
No estimo inverosímil nada de cuanto dicen del antiguo poder de la música. ¡Cómo se apodera de mí ese sencillo canto! ¡Y cómo sabe ella más de una vez ponerse a tocarlo en el preciso instante en que yo estoy como para pegarme un tiro en la cabeza! Se disipan el error y la oscuridad de mi alma, y vuelvo a respirar libremente.
¿Quién no se ha sentido así?
Subido el 18 de Diciembre del 2007 a las 13:20pm
cronolucca · Tue Dec 18, 2007 @ 04:20pm · 0 Comments |