• “El regalo de la Muerte”

    Podía oír los gritos desde lejos diciéndome “¡No, no lo hagas, ya alguien viene por ti!”, “¡No Saltes!” mientras me acercaba al borde. De repente oigo una voz diferente, esta es algo sutil y débil pero no logro entender lo que me dice, de repente siento un gran frio y mientras más frio me sentía, más lenta veía las cosas mientras todo lo demás se callaba haciéndose más clara aquella voz sutil sin cuerpo. Atraído por aquella voz me alejo del borde dirigiéndome hacia donde proviene aquella misteriosa voz. Paso por la puerta siguiendo esa voz y sin percatarme ya no estaba en la ciudad y frente a mi apareció una persona encapuchada de blanco sosteniendo una oz. ¿Qué sería de mí? ¿Acaso ya morí? Me pregunte, y la misteriosa persona me contesta con aquella voz sutil que había oído antes:
    - Eso depende de ti, todavía no has muerto y no lo harás todavía. No saldrás de la soledad que te acompaña hasta que encuentres la razón por la que te traje aquí.
    Diciendo eso desaparece de mi vista. Es ahí cuando empiezo a ver a mí alrededor viendo solo árboles y un rio que parece extenderse al infinito. Me quedo pensando en lo que aquella persona dijo y ¿quién podrá ser? Luego de haber reflexionado un poco en eso, había quedado igual y decidí explorar más.

    Ya han pasado diez años desde la última vez que vi a la persona encapuchada. Hasta que un día me encuentro con otra persona cerca del rio al verla pensé que me estaba volviendo loco, pero, no estaba ahí la oigo hablar y le sentí la mano esto no puede ser mi imaginación. Después de una conversación con él descubrí que teníamos más en común de lo que pensé. Él era una persona de tamaño promedio, de tés como canela y pelo lacio negro corto, su rostro era lo único que no se me hacía claro ver, pero, para estar sólo prefiero estar con él. Su nombre pues pensaran que me estoy inventando esto pero también se llama como yo qué casualidad.
    Cuando hubo más confianza entre nosotros el me contó de cómo llegó aquí, y me dice:
    - Yo estuve a punto de saltar de un decimoquinto piso. La razón por la cual quería saltar te preguntas, te la diré. Estaba cansado de mi vida, quería deshacerme de ella de una manera rápida y a la vez hacer algo por lo que alguien me recordara. Pero oí una voz sobre todas las demás que me atrajo hasta este lugar sin salida. Logre encontrar a la persona que hablaba pero estaba cubierto por una capucha y lo único que se le veía era la mano que estaba cargando una oz, y me dice que estaré encerrado aquí sólo hasta que encuentre la razón por la que me trajo. Después de diez años mi soledad acaba cuando me encontraste.

    Pensando en lo que me dijo, tratando de ayudarlo, sabiendo que yo nunca encontraría la razón o como llegue aquí encontré la razón por la cual él ha fue enviado acá. Pero decidí no decirle porque no he descifrado todavía la razón por la cual estoy aquí así que me alejo de él y sigo pensando en porque estoy aquí y que debo de hacer para salir.
    Vuelvo a la soledad y sigo pensando en por qué y cómo todavía seguía sin idea de cómo volver. Lamentando lo que le hice volví al río que para mi sorpresa el todavía estaba ahí y parecía que se había quedado esperándome como si supiera que descubrí algo, bueno en eso no se podía equivocar porque estaba en lo cierto. Y le dije la razón por la cual fue enviado aquí fue por no valorizar su vida pero no pasó nada. Mientras esperábamos se me ocurre él porque yo estoy aquí y en ese momento ciento un frio familiar y haciendo que Esteban desaparezca y al instante aparece la persona encapuchada diciéndome:
    - Qué bueno que lo descifraras la razón por la cual te traje aquí fue para que pensaras sobre las acciones que habías hecho para que quisieras acabar con tu vida de esa manera queriendo que alguien te recordara. Sabes que no debes de ser el centro de atención de nadie y siempre hay alguien que está pensando en ti y que no eres lo más importante.
    Con esas palabras en mente me encuentro otra vez oyendo esos gritos que me dicen que no salte. Entonces decido darme la vuelta y tomar el ascensor para volver a mi casa.